sábado, 18 de septiembre de 2010

Estamos bien, los 33 en el refugio

En el vientre del mundo, el subsuelo de la sangre o la caverna,

mis huesos se esconden de los perros.

He llegado al punto donde se funde el infierno

y la patria me roe el pescuezo con ese aliento de arañamadre

seco,

agotado de parir niños que nacen muertos,

quieto,

consumido de caer.



porque nací con precio y me compraste

Cada piedra de oro que saqué en tu nombre me valió la vida

te la doy para que me la lances

Cada piedra de cobre que saqué en tu nombre me valió la vida

te la doy para que me la lances

Cada piedra de plata que arranqué en tu nombre me valió la vida

te la doy para que me la lances

Cada piedra de Carbón que encontré en tu nombre

Cada piedra que arranqué

Cada roca

Cada pedazo de tierra que comí

Te las entrego para que me las lances.

Porque cada piedra fue más suave que mi piel,

porque mi piel nunca valió lo que estas piedras

te las doy para que me entierres

en esta fosa común que somos todos.

Lánzame la tierra que es mi sangre

¡¡Lánzame la tierra que es mi sangre!!

y mírame

En el fondo de tu mundo, el subsuelo de tú sangre, en tú caverna,

escondiendo mis huesos de tus perros.

Porque llegué al punto donde se funde el infierno

y la patria me roe el pescuezo con ese aliento de arañamadre

seco,

agotado de parir niños que nacen muertos,

quieto,

consumido de caer.



Amanda   Durán

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