Así como Dante,
plasmó siete pecados capitales
en su Divina obra,
he aquí vuestros
Viles Vicios Bicentenarios.
Manoseada lujuria,
voluptuosa e impúdica,
que bajo obscenas sotanas,
ha rasgado a su paso
la frágil inocencia infantil.
Trasnochada pereza,
vulgar desidia,
que cubre el hastío alienante
de la miserable rutina;
eterna quietud de los débiles.
Insatisfecha gula,
apetito voraz que devora
el hambre de otros, mientras
las vacas sagradas se nutren
del sudado sustento de los oprimidos.
Ira, insistente y violenta,
autoritaria lapidación de las ideas,
enemiga infalible de la justicia;
cobarde torturadora, sutil
provocadora de crueles miedos.
Enmascarada envidia,
hipócrita sonrisa; mueca forzada
de resentidos rostros
que deambulan entre el
borracho e individualista exitismo.
Obsesiva codicia,
implacable y despiadada ambición,
incitadora encubierta de
letrados delincuentes
que visten de cuello y corbata.
Maldita soberbia,
su arrogancia y altivez
aplasta y discrimina
aquellas coloridas etnias ancestrales
con olor a canelo y merkén.
Lujuria, pereza, gula, ira, envidia, codicia, soberbia
enmarcados en un abandonado
cuadro marchito, plagado de tintes de gala;
la conmemoración perfecta de nuestra ilusa y
torcida lucidez.
Alejandra Montoya
Buenisimo.
ResponderEliminarY Toda la razon.