jueves, 16 de septiembre de 2010

Una carta, un Recuerdo

Recordaras fantasías
Miraras hojas blancas
Ahora son amarillas.
El tiempo ha pasado.
Más no escribes en ellas.
Te acordaras de nuestras risas.
Sueños, dejarlo todo.
Recitales escuchados.
Oídos sordos.
Solo por encanto.
Calles de abandonos y montes estrellados.
Acordaras olvidar todo.
Felicidades entregadas en tanto mundo amargo.
Una caja de música.
Rebotaran notas que son poemas,
Para que no olvides que eres uno.
En el escondrijo más remoto del universo vendrán a clamar tus palabras.
_Papel, tinta… no te olvides de ella.
¿Puede ser lo que no es…?
No abandones.
Siente más que nadie.
Eres uno, ellos, ellas.
Aunque estés y trates de no pensar.
Vendrán ganas de escribir cosas que llenan.
Reclamar al mundo tanto odio, ya tiene suficiente.
Si es mi culpa pido: despedacen mi cuerpo.
Pero somos aquellos que extrañamos nuestras convicciones de amar sueños olvidados.
_Un día sin tiempo, más allá.
Sabemos que nos amamos en su momento el cual nunca se olvidara.
Poetas luchando contra las plagas del egoísmo, fanatismo. Males de un mundo posmodernista, consumista, globalizado.
Olvidando entrar en las calles solas de la ciudad.
En parques con árboles exiliados.
Rincones meados por chingues bípedos. 
Vagabundos, simples poesías callejeras.
Transeúntes enarbolados. 
Calles que acogen las desdichas y versos del tinto sincero, aullado.
Unos cuantos cigarros piadosos en la berma.
Extrañas formas de amar.
Sencillez de tus encantadas palabras, en mi… aun recuerdan.

Rodrigo Sanhueza

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